Saturday, October 22, 2011

Muchos días sin mexicanos


Por Sergio Hernández de Armas

Probablemente usted haya visto la película “Un día sin mexicanos” y talvez le pareció demasiado catastrófica… bueno, veamos entonces cuáles podrían ser las consecuencias para los Estados Unidos de “muchos días sin parte de esos mexicanos”, es decir, sin los ilegales.

Los casi 12 millones de inmigrantes ilegales, mexicanos y centroamericanos en su mayoría, realizan aquellos trabajos que rechazan otros estratos de la población y los hacen por un salario menor y con un mayor rendimiento y calidad.  Los precios en el mercado, en cierta medida, reflejan esos costos. 

Hoy la globalización de la economía se concibe, fundamentalmente, como el libre intercambio de productos y flujo de información; sin embargo, el desequilibrio en el desarrollo económico entre las naciones, unido a otros factores socio-culturales, aún hace muy distante en el tiempo el día en que a la globalización se sume la libre circulación de las personas.  Por ello cada país está en su derecho de aceptar o no a los inmigrantes y, sobretodo, de hacerlo en una forma controlada.

Ahora bien, la realidad es que esos inmigrantes de marras ya no sólo están dentro del país, sino que la economía más potente del planeta los absorbió.  ¿Qué ocurriría entonces si la ley criminaliza a los empleadores de esa fuerza laboral?   Varios efectos en cadena tendrían lugar.  Casi de un plumazo millones quedarían desempleados.  Las compañías se verían obligadas a contratar personal no entrenado, con menos motivación y a un costo superior.  Los precios de los productos subirían y con ellos el costo de la vida.  Muchas compañías no resistirían el peso de la competencia e irían a la bancarrota, aumentando así el desempleo.  Más manufacturas cerrarían sus puertas en los Estados Unidos y se moverían para China o la India.  En resumen, aumentaría el costo de la vida y se reduciría su calidad a la vez que crecería el desempleo. 

La posible expulsión de los indocumentados también generaría un agudo problema social y político en México y los países centroamericanos que podría ocasionar un incremento en la desestabilización de buena parte de Latinoamérica.

Una situación diferente ocurriría si la América Latina hubiese seguido un camino racional hacia el progreso y el Tratado de Libre Comercio prosperase.  De haber sido así se crearía un mercado de casi mil millones de habitantes que podría competir con el empuje de las emergentes potencias económicas: China y la India.  Pero en la América Latina predomina una especie de subcultura occidental mezclada con un indigenismo retrógrado y su característica inestabilidad se traduce en desestímulo para el inversionista extranjero cuyo capital corre demasiado riesgo en la región. 

Hoy el Congreso se enfrenta a la disyuntiva entre dos males.  Confiemos en su sabiduría y que la decisión final sea la elección del menor de los males. 

Grados de Libertad


Por Sergio Hernández de Armas

Usualmente cuando hablamos de “grados de libertad” pensamos en física, estadística, ingeniería o termodinámica.   Pero tomaremos prestado el concepto a estas ciencias para  tratar una idea más universal: la idea de libertad o el derecho o capacidad de autodeterminación como una expresión de la voluntad individual. 

Se reconocen varios tipos de libertades individuales: la libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de movimiento, de prensa, de religión o creencia, sexual, intelectual.  Sin embargo; probablemente la palabra libertad ha sido una de las más manipuladas a lo largo de la historia y usada para justificar los intereses de los más diversos grupos políticos.

El máximo grado de libertad individual se alcanza cuando la sociedad se organiza de modo tal que los individuos son libres de decidir qué hacer con sus vidas, sus opiniones, su cuerpo, sus acciones y sus propiedades sin que alguien sea obligado a actuar o pensar en contra de su propia voluntad.  Que el individuo sea dueño de sí mismo es una premisa para la inviolabilidad de su privacidad y de sus acciones  Este grado máximo (y talvez ideal) de libertad trae implícito que no existe condición alguna que legitime actuar contra la libertad, propiedad o vida de otro individuo y que toda relación voluntaria entre individuos, donde no medie ni la fuerza ni el engaño, es aceptable, y ninguna otra persona o gobierno debe intervenir en ella. 

La sociedad humana ha desarrollado a través de la historia diversos sistemas sociales cuya efectividad puede medirse en el grado que se acerca, o limita, el logro de las libertades individuales.  La historia moderna aporta casos extremos de sistemas aberrantes como el comunismo y el fascismo caracterizados por una degradación total del respeto a las libertades individuales y a la vida de los individuos.  Aunque en su fase final de extinción, aún estos sistemas están presentes en países como Cuba y Corea del Norte. 

Los cubanos cuentan en su turbulenta historia con el poco deseado privilegio de sufrir uno de los regímenes totalitarios más feroces del planeta, pero también han gozado, en otros momentos, de breves períodos donde las libertades individuales estuvieron casi a la altura de los estándares de la época.

En términos globales puede afirmarse que la tendencia de la humanidad, con lógicos períodos de retrocesos temporales, marcha hacia un sistema donde la libertad, la responsabilidad, el respeto al derecho ajeno y la igualdad de oportunidades serán los valores fundamentales de la sociedad. 

Las relaciones entre estado, gobierno, libertad, justicia, propiedad, derechos y ley vienen dadas por la filosofía política y ellas varían de acuerdo con la mayor o menor influencia en la sociedad toda de unos u otros partidos políticos. 

En la mayor parte de los países democráticos existen tres grandes tendencias políticas: izquierda, liberal, derecha.  Hoy hay suficiente información para, a grosso modo, medir la eficiencia de cada una de esas tendencias tomando como medida de efectividad el grado de satisfacción de las libertades individuales en cada una de ellas.

La tabla de abajo, que no pretende ser perfecta ni abarcadora de toda la realidad, recoge la interrelación entre los principales indicadores que determinan el grado de libertad alcanzado en la sociedad y los grupos de partidos políticos de las tendencias predominantes en la actualidad.

Tipos de partidos políticos.  Indicadores comparativos.
Indicador
Tipo de partido
Izquierda
Liberal (*)
Derecha
Tamaño del gobierno
grande y abarcador
reducido
varía de país a país y en el tiempo
Gastos gubernamentales
gran expendedor
para proteger a las personas y sus propiedades
en ocasiones muy altos fundamentalmente por los gastos en defensa
Libre competencia
reducida
máxima
media (tendencia al monopolio)
Política de libre comercio
alta oposición
es promovida
varía de país a país y en el tiempo
Corrupción
alta
mínima
varía 
Intromisión del gobierno en la vida del individuo
alta
mínima
media (defensora del conservadurismo)
Derecho de los ciudadanos
mínimos
máximos
aceptables
Igualdad de oportunidades
mínimas
altas
medias
Responsabilidad individual
mínima
alta
alta
Calidad de vida
baja para la mayoría
tendencia a crecer para la mayoría
tendencia a incrementar su disparidad entre mayoría y minoría
(*) Concepto de Europa y Latinoamérica, “libertario” en los Estados Unidos.

Obviamente, toda modelación de la realidad es una abstracción que no puede reflejar la amplitud de su riqueza; sin embargo, al igual que hoy no queda dudas de la ineficiencia y del carácter anti-humano del comunismo, el sereno análisis de la experiencia democrática de muchos países nos orienta sobre el camino a seguir si queremos maximizar los resultados y lograr el máximo de libertad posible para todos. 

Sergio Hernández de Armas

Chicago,  Febrero 27, 2007