Cómo mantener al terrorismo islámico bajo control
En forma breve y sintética expongo mis ideas de cómo
puede enfrentarse, a largo plazo, al terrorismo islámico.
1. Contribuir
a mantener el equilibrio entre chiitas y sunis. La lucha entre ellos tiene más de mil años y
mantener ese equilibrio “a la baja” reduce las posibilidades de acciones a gran
escala en contra de occidente. El equilibrio debe ser a la baja, es decir, no
propiciar un desarrollo militar moderno de alguna de las dos facciones, todo lo
contrario. Ambos son enemigos de la
cultura occidental y el que hoy es “un mal menor”, mañana puede ser el peor.
2. Atacar
sus fuentes de financiamiento.
Sus principales fuentes son: a) la venta de petróleo, b) donaciones, c)
tráfico de drogas. La primera gran tarea
de occidente en este sentido es lograr su independencia energética y la segunda
hacer que las fuentes renovables de energía lleguen a ser más económicas y
eficientes que el petróleo. El dinero
que procede de donaciones está, por lo general, concentrado en bancos seguros
de occidente; rastrear el dinero y congelar las cuentas debe ser una
prioridad. Una tercera fuente es el
negocio ilícito de drogas. Esta es una
razón más para legitimar ese negocio.
3. Continuar
ayudando al fortalecimiento de Israel.
Proporcionar a Israel una alta tecnología militar que le permita superar
la de sus agresivos vecinos es vital para mantener el equilibrio en la región.
4. “Batalla ideológica”. Esta es una labor a muy
largo plazo, pero sin dudas la más eficaz para estirpar la mentalidad bárbara de los terroristas islámicos que siguen el Corán al pie de la letra. Muchos musulmanes formados en Occidente
regresan a sus países para contribuir con sus conocimientos. Esta es una vía para divulgar las ideas de
libertad y crear escuelas paralelas donde los niños se eduquen en los valores
civilizados del respeto a las libertades de los individuos en vez del fanatismo
religioso. Financiar estas escuelas es
mucho más económico que financiar guerras.
Empoderar económicamente a los grupos no islamistas, mientras se
debilita económicamente a los islamistas es la vía ideal para estirpar el mal
islámico.
5. “Operaciones
militares quirúrgicas”. Obviamente,
en casos extremos es necesario el uso de la fuerza militar. El principio básico a observar en este caso
es que no se debe dañar el equilibrio entre sunis y chiitas y que el equilibrio
debe ser “a la baja”.